Segunda entrega de la aclamada saga de videojuegos Final Fantasy. Ha sido toda una experiencia jugarlo. ¿Buena o mala? A continuación lo veremos.
Esta nueva entrega ofrece mejoras y novedades respecto a la entrega anterior, el Final Fantasy I. No quiere decir que todas sean buenas, aunque si es cierto que algunas me gustaron más que otras.
La primera de todas es la historia. Este Final Fantasy tiene historia. Tiene diálogos, interacción entre personajes, que aunque sean pobres y escasas aportan un poco de trasfondo y no te ves tan sumamente perdido en todo momento como en el I. Es entretenida la historia, pero experimentarla en estos tiempos, sabe a poco. Puedo entender que en la época que salió tuviera su repercusión y entiendo el valor que tiene.
Uno de los puntos negativos es el combate. Existen una gran diversidad de magias que son prácticamente inservibles. Hacen poco daño al inicio. Si quieres que hagan daño tienes que usarlas muchas veces para subirlas de nivel y ya en el final del juego que tengan algo de utilidad. Lo único malo es que si te centras en las magias, el daño que provocas con ataques cuerpo a cuerpo es bastante superior y si no subes la habilidad en armas es todo mucho más difícil. Al final decidí subir un par de magias como cura, locura, prisa, esna y lázaro y atacar en todo momento. Este sistema hace que los combates sean demasiado repetitivos y cansen.
Siguiendo con los combates, nos enfocaremos ahora en los enemigos. Los enemigos de a pie son un problema. ¿Por qué? Sencillo. La mayoría de enemigos de a pie provocan estados alterados. Hay unos enemigos en concreto que te provocan muerte al acertar un ataque. La probabilidad de provocar este estado es del 100% si aciertan, y dicha probabilidad también es muy elevada. Además, los enemigos están muy mal repartidos por el mapa. Vas recorriendo el mapa, y sin saberlo te desvías por el camino que no es y te salen enemigos de un nivel extremadamente superior. Conclusión: te matan a todo el equipo de 1 ataque. Al ser un mundo medio abierto es más común de lo que puede parecer, fastidiando y estropeando la experiencia de juego.
Otro de los aspectos que más me llama la atención es la facilidad que tienen algunos personajes para que les ocurra cierto fenómeno. A veces no tiene sentido que ocurra, pero ocurre. También decir que de los 4 miembros del equipo, 3 son fijos y el 4º siempre va a ir cambiando. Cada vez que cambia, te dan a un personaje débil con respecto a los otros 3, por lo que si se centran en atacarle suele morir. De hecho en el combate final, este 4º personaje lo utilicé para usar objetos, revivir y poco más, ya que es sumamente débil y sus ataques eran inútiles.
Las mazmorras es otro de los apartados a analizar en este juego. Han aumentado mucho su complejidad, haciéndolas conforme vas avanzando el juego más grandes, liosas y enrevesadas. El mana y la vida no son infinitos y al principio el dinero escasea. Luego sobra, por lo que puedes cargarte de recursos para sobrevivir en estas mazmorras laberínticas con miles de puertas y pasillos donde hay combates cada dos pasos. Son muy bonitas visualmente algunas de ellas, pero muy pesadas de hacer.
El final, para la época está bastante bien, aunque a mi no me gustó especialmente. Lo encontré muy básico, aunque si es cierto que las escenas finales me gustaron algo más. El boss final es una auténtica pesadilla de lo difícil que es. Sin embargo, con las magias que decidí subir, no tuve problemas. Solamente me derrotó una vez a todo el equipo.
En definitiva. Final Fantasy II integra nuevas mejoras e innovaciones con respecto a su predecesora, que a pesar de ello, suelen hacer una experiencia de juego más angustiosa, aunque al principio parecen muy chulas (y lo son), acaban convirtiendo el juego en un modo automático donde solamente aprietas el botón de atacar. Esperemos que el 3º mejore y me guste más que este.

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